Stellantis, el gigante automotriz, se encuentra en el ojo del huracán tras dos importantes polémicas que han cobrado fuerza en los últimos meses. Los problemas se centran en sus motores PureTech y los fallos con el sistema de AdBlue, comprometiendo la reputación de la empresa y llevando a la ampliación de garantías para los clientes afectados. Las reparaciones han evidenciado costos que superan los 1.000 euros en muchos vehículos, lo que ha intensificado el malestar entre los propietarios de coches de la marca.
Desde el 2020, Stellantis ha estado lidiando con situaciones complicadas debido a los defectos en los depósitos de AdBlue, un componente crucial diseñado para reducir las emisiones contaminantes en vehículos diésel. La normativa de emisiones de Europa obliga a los fabricantes a utilizar sistemas de Reducción Catalítica Selectiva (SCR), y los problemas en los depósitos han causado que algunos vehículos no arranquen. Para remediar esto, Stellantis ha decidido asumir los gastos de reparación bajo ciertas condiciones, lo que podría beneficiar a muchos conductores que se sintieron frustrados por la situación.
Los propietarios de vehículos afectados tienen derecho a solicitar reembolsos según nuevas condiciones de cobertura que han sido establecidas. Stellantis ha tomado medidas para asegurar que los clientes que realizaron reparaciones desde 2021 también puedan beneficiarse de esta ampliación en la cobertura. A medida que esta saga se desarrolla, las promesas de la empresa podrían influir en su relación con los consumidores y su posición en el competitivo mercado automotriz.
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