
Bradford G. Smith, un paciente con esclerosis lateral amiotrófica (ALS), se ha convertido en la tercera persona del mundo en recibir un implante cerebral de Neuralink, la empresa de Elon Musk. Este dispositivo le permite controlar un puntero en la pantalla de su computadora solo con su pensamiento. Comenzando en 2024, Smith se unió al estudio de Neuralink con el objetivo de mejorar su calidad de vida y facilitar su comunicación. Ahora, gracias a este innovador implante, puede interactuar de maneras que antes le eran imposibles.
Lo más sorprendente es que Smith no solo utiliza su implante cerebral, sino que también se apoya en un chatbot de inteligencia artificial llamado Grok para ayudar a formular sus respuestas. Esta combinación de tecnología está revolucionando la forma en que se comunica, generando a la vez preguntas éticas sobre la autenticidad de sus palabras. Aunque él es responsable del contenido, reconoce que la IA le ha permitido articular sus pensamientos de manera más eficaz, lo que plantea la intriga de quién está realmente comunicándose: ¿él o la inteligencia artificial?
El viaje de Smith refleja la promesa y los dilemas que surgen con la fusión de los humanos y la inteligencia artificial. Él ha empezado a explorar la creación de un modelo de lenguaje más personal que capture su estilo y opiniones. Al incorporar tecnologías avanzadas como un clon de voz y modelos de lenguaje para sugerir respuestas, su caso destaca cómo estas innovaciones pueden ofrecer nuevas oportunidades a quienes enfrentan retos severos de comunicación y movilidad. Sin duda, su experiencia abre un diálogo crucial sobre el futuro de la comunicación humana en un mundo impulsado por la IA.
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