El reciente fallo de la Corte de Apelaciones de EE. UU. ha reabierto la polémica sobre la propiedad de las patentes de CRISPR, la herramienta de edición genética más revolucionaria de nuestro tiempo. Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, quienes previamente compartieron el premio Nobel por su contribución a esta tecnología, ahora tienen una nueva oportunidad para demostrar que merecen ser reconocidas como las inventoras clave de este sistema. Esta disputa no solo involucra derechos de propiedad intelectual, sino también cientos de millones de dólares en juego.
El conflicto comenzó cuando Feng Zhang del Instituto Broad de MIT y Harvard, reclamó haber sido el primero en aplicar CRISPR en células animales, lo que llevó a una serie de controversias legales. La Corte de Apelaciones ha dado un giro favorable a Doudna y Charpentier, cuestionando decisiones anteriores donde se determinó que no habían concebido la invención completamente. Sin embargo, el tribunal ahora sugiere que su éxito en la funcionalidad del sistema a pesar de los desafíos enfrentados debe ser considerado.
Con el caso regresando al Patent Trial and Appeal Board para una nueva evaluación, la decisión del tribunal plantea la posibilidad de que Doudna y Charpentier sean finalmente reconocidas como las pioneras en el desarrollo de esta tecnología. A medida que el debate se intensifica, la comunidad científica y el público esperan cómo se resolverá este intrigante y complicado conflicto legal en un área tan fundamental como la biotecnología moderna.
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