
Japón, enfrentando una grave escasez de mano de obra, ha tomado la inédita decisión de pagar lo mismo a mujeres y hombres en el ámbito laboral. Esta medida responde no solo a la necesidad de integrar más fuerza laboral femenina, sino también a la creciente presión de las políticas económicas que buscan mantener el crecimiento durante un período de bonanza económica.
Históricamente, las mujeres en Japón han sufrido una marcada desigualdad salarial, ganando en promedio solo el 74,8% de lo que perciben los hombres por el mismo trabajo. Con una proyección de escasez de 3,84 millones de trabajadores para 2035, las empresas japonesas han comenzado a revaluar sus políticas para atraer a mujeres cualificadas, ofreciendo igualdad en salarios y oportunidades de ascenso.
Además de la equiparación salarial, Japón está introduciendo iniciativas que fomentan la conciliación familiar, con jornadas laborales más flexibles y apoyo para las trabajadoras que también son madres. Este cambio no solo busca apoyar a las mujeres en el ámbito profesional, sino que también intenta fomentar una cultura laboral más inclusiva y solidaria desde el núcleo familiar.
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