
Un alto funcionario del Departamento de Estado de EE. UU. ha sido acusado de intentar rastrear todas las comunicaciones internas relacionadas con figuras públicas y críticos de la administración. Este esfuerzo parece ser una caza de brujas que involucra a periodistas y funcionarios europeos, y busca documentos respecto a personas y organizaciones que han cuestionado la política del gobierno. Entre los solicitantes se encuentra el nombrado por Trump, Darren Beattie, quien tiene como objetivo realizar un ‘Twitterfiles’-like de la información interna sobre la supuesta censura a conservadores.
La solicitud de Beattie incluye nombres de individuos como Bill Gates, críticos de Trump, y figuras prominentes en la lucha contra la desinformación. La documentación requerida abarca correos electrónicos y comunicaciones de un grupo que históricamente se ha centrado en desinformación extranjera. Muchos empleados del Departamento están preocupados por las implicaciones de este gesto, que podría poner en riesgo la privacidad y la seguridad de muchas personas e instituciones involucradas en la defensa de la libertad de expresión.
Este movimiento ha suscitado reacciones alarmantes entre expertos y exfuncionarios, quienes han comparado la solicitud con tácticas de supervisión represivas, recordando prácticas de vigilancia en contextos autoritarios. A medida que la oficina que rastrea la desinformación se disuelve, existe un temor creciente sobre el uso de la información obtenida para crear una narrativa específica que beneficie a ciertos intereses políticos, amenazando así la integridad del debate público y la transparencia en la administración gubernamental.
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