
El reciente apagón en España ha sacado a la luz una serie de lecciones clave sobre la resiliencia tecnológica en tiempos de crisis. Durante este evento, se observó que no todos los datáfonos funcionaban de la misma manera, generando incertidumbre entre comerciantes y clientes. Aquellos dispositivos que operan con tarjetas SIM se vieron particularmente afectados, ya que su dependencia de la red móvil hizo que muchos quedaran inoperativos. Esto contrasta con los datáfonos conectados a fibra óptica que, gracias a sus sistemas de alimentación ininterrumpida, pudieron seguir operando, permitiendo ciertas transacciones.
Los datáfonos también demostraron una sorprendente capacidad para operar sin conexión a internet. Tanto Visa como Mastercard ofrecen soluciones de transacción offline, permitiendo que las compras se realicen incluso sin acceso a una red móvil o WiFi, aunque este método no es ampliamente utilizado en España. Solo aquellos terminales preparados y con respaldo energético, como sistemas de generadores, pudieron mantener su funcionalidad, mientras muchos otros comercios se vieron obligados a cerrar frente a la falta de electricidad.
Mientras la discusión sobre el futuro del dinero en efectivo se intensifica, este apagón pone de manifiesto la importancia de la infraestructura de soporte en los sistemas de pago. Las plataformas de pago, como Redsys, que operan como intermediarias en las transacciones, necesitan mantener su funcionalidad incluso durante situaciones extremas. Este evento no solo plantea preguntas sobre la fiabilidad de las tecnologías actuales, sino también sobre si España está verdaderamente preparada para un futuro donde el efectivo podría ser obsoleto.
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